Siento rabia. A veces me ocurre. Me pasan cosas que me harían gritar, pero no grito. A veces es más que rabia y roza el odio. Pero el odio ocupa mucho espacio y mi disco duro está ya rebosante por lo que decido que no me lo permitiré. Pero vuelvo a la rabia. Rabia sí. La rabia explota y lo tiñe todo pero se desvanece pronto. Tan pronto como dejo de pensar en ella. Escribo para ayudarla a salir. No vaya a ser que se enquiste y necesite operación. Las operaciones también requieren tiempo y tiempo es lo que no voy a concederle.
Rabia
Sabe a metal oxidado,
huele a amoniaco.
Su tacto es eléctrico como una descarga
de color amarillo.
Ácido, duro.
Y hace ruido de latas, muchas latas oxidadas
arrastradas por un coche.
Cierro con rabia las ventanas
aunque luego las abro.
Baja el ruido, sube la calma.
Esto que acabo de hacer, con mejor o peor fortuna, se llama sensanation y no es más que describir una sensación o un sentimiento (no son lo mismo) a través de los cinco sentidos.
A qué sabe, a qué huele, cómo es su tacto, cómo suena si lo mueves, a qué se parece. Practica (con) los sentidos.
Me siento un poco mejor.